Por lo general, los árboles se mantienen sanos cuando llevan a cabo funciones fisiológicas como la división celular, la absorción de aguas y nutrientes, la fotosíntesis o la reproducción de forma normal. Por el contrario, un árbol se encuentra enfermo cuando una o varias de las funciones descritas son alteradas por agentes patógenos o por determinadas condiciones del medio.
Por este motivo, es muy importante corregir las carencias que expresan nuestros árboles, aportándole los nutrientes que solicitan. De esta forma, evitaremos consecuencias mayores.